Nocturno No 245 Op 120913

 

Poco a poco todo se va calmando. Es extraño ver cómo las fuertes tempestades van poco a poco calando con ayuda del tiempo. Es una tranquilidad extraña, como si estuviera en equilibrio… ¿pero será un equilibrio estable? ¿O quizás una pequeña ráfaga desatará nuevamente las tormentas?

En la calma aguarda el perdón. Cada día es más natural pensar que las heridas quedaron en el pasado, que las cicatrices son fuertes y que cuentan historias de aprendizaje. ¿Que si ya se dejó de sentir? No, todo lo contrario. Los sentimientos persisten. Pero pareciera que es casi instintivo entenderlos y evitar dejarse hundir por las pasiones. El desamor no ha desaparecido; al igual que la nostalgia saca suspiros diarios. Pero es como un entendimiento propio. Entender la dinámica de los sentimientos que surgen dentro de uno. ¿Será por la ignorancia del futuro y el comodo presente? Si es así tal vez sólo dure unas semanas el auto-entendimiento antes de que lo cotidiano y el estancamiento hagan de las suyas.

A veces se siente como si la soledad fuera el camino que quisiera perseguir, pues aunque hayan compañías casi constantes, hay una especie de fuerza bien recibida que mantiene la heterogeneidad. Es la compañía en soledad, o el presente sin futuro. Un futuro añorado pero que parece ser ajeno a este presente… ¿O será la calma que viene antes de la tormenta? Tal vez una coraza protectora ante las decisiones y la situación presente. Ojalá sea como la primera nevada en tierras neoyorquinas. O la lluvia que resfría pero refresca.

Huyendo a los compromisos amorosos, sin dejar de amar, y siendo un engranaje más del sistema queriendo salir de él. “Todavía tenemos mucha juventud por delante”… Juventud ilimitada con sueños surreales. No hay nada como soñar. Y pensar que he visto tantos eclipses con sueño.

Si te doy un beso y luego me voy, es porque te quiero”

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